Autoclaves para el tratamiento de la madera
Por Angel Lanchas
La madera se ha convertido en uno de los materiales más utilizados en aplicaciones industriales por su valor ecológico y cambios en los estilos de vida. Los sistemas de autoclave de tratamiento de madera son la culminación de las últimas tendencias industriales en calidad y eficiencia.
El uso de los últimos controles de proceso, incluidos los últimos sistemas de control de procesos, hace posible que los productos biocidas lleguen al interior del producto de madera. Finalización en el tratamiento completo de la madera introducida y, en consecuencia, la prolongación de la vida útil del producto de madera.
Los autoclaves para el tratamiento de la madera proporcionan un método confiable y ecológico para tratar los productos de madera. Estos autoclaves continúan estableciendo los estándares en impregnación, fijación y tratamiento.
La impregnación en los autoclaves
La impregnación consiste en poner en contacto la madera con productos químicos específicos con objeto de conseguir una serie de reacciones que “fijen” en la madera sustancias que incrementen su durabilidad. Existen por tanto dos factores que intervienen en el proceso de impregnación:
- Uno físico, que consiste en poner en contacto el producto impregnante con la madera.
- Otro químico, que consiste en utilizar el producto impregnante para conseguir el efecto deseado.
Factores que intervienen en el proceso
El tratamiento óptimo de la madera sería aquel que se realiza en la totalidad del volumen de la misma. Consecuentemente sería preciso hacer que el producto impregnante entre en contacto con la totalidad de dicho volumen.
Puesto que únicamente tenemos acceso a la parte externa de la madera, será preciso considerar aspectos tales como la propia estructura de la madera, sus dimensiones, la mayor o menor presencia de agua en sus cavidades, la naturaleza del producto impregnante, etc…… dado que serán factores que influirán en la consecución de dicho propósito.
Los autoclaves
La protección profunda es la que define muy bien el uso de los autoclaves, estos procesos suelen emplearse para diferentes grados en la protección profunda. Y si hablamos de procedimientos en los cuales se modifique la presión atmosférica implícitamente, estamos refiriéndonos a sistemas que utilizan algún tipo de recipiente a presión donde se introducirá la madera a tratar.
Un autoclave es un recipiente hermético, adecuado para soportar presión interna y externa con un acceso de fácil apertura que permita la utilización de toda su sección útil y cuya estanqueidad aumenta con la presión. El autoclave se emplea para poder llegar hasta el corazón de la madera, con la saturación completa de su albura, mediante impregnación del producto químico correspondiente, al vacío. La madera se vaciará de las partículas de aire que aún contiene en su interior y en función de la especie de madera a tratar si es porosa o permeable, se emplearan diferentes fases de proceso.
Como norma general los autoclaves se construyen de forma cilíndrica dado que esta geometría es la más adecuada para soportar presión. Si sometemos a un recipiente cilíndrico a presión, los esfuerzos que aparecen en las secciones longitudinales son dobles a los que aparecen en las secciones circunferenciales. Esta consideración es importante porque va a ser el diámetro del equipo y no su longitud lo que limite su resistencia.
Em material utilizado en su construcción se fija en función de la resistencia y de producto impregnante a utilizar. Normalmente se utilizan aceros al carbono de alto límite elástico, que satisfacen plenamente los requerimientos resistentes, pero con los que hay que realizar las siguientes consideraciones por lo que a problemática de corrosión se refiere:
- Las creosotas inhiben la corrosión del acero.
- Los orgánicos no afectan al acero, pero si al cobre y sus aleaciones.
- Los hidrosolubles y en menor medida los hidro-dispersables favorecen la corrosión.
Las soldaduras que se realizan en la fabricación del autoclave, se realizan mediante procedimientos de soldadura y con un control radiográfico o ultrasónico.
Los sectores de cierre son elementos críticos en los autoclaves. De su correcta ejecución y posicionamiento en servicio va a depender que el equipo pueda soportar las elevadas cargas que se generaran en la puerta durante el servicio. A modo de ejemplo, la puerta de un autoclave de 2.000 mm de diámetro durante las fases de presurización ha de soportar cargas del orden de 450.000 Kg.